nieve, sólo para descubrir que la base aérea estaba en peores condiciones, tras varios intentos de regresar al aeropuerto, el escuadrón decide aterrizar sobre la frágil nieve cancelando toda la posibilidad de completar la misión. Los veinticinco hombres, perdidos en mitad de la nada, reúnen sus provisiones y se las ingenian para calentarse con los restos de un motor. Después de tres días incomunicados, a temperaturas bajo cero, llega un mensaje de morse desde la base confirmando su posición. Aún deben aguantar siete días más, hasta que un equipo de rescate aparece en el horizonte. Es un grupo de soldados aliados que han atravesado el hielo con trineos y perros hasta encontrarles. La mañana del 25 de julio de 1942, los componentes del escuadrón parten dejando los aviones en el mismo lugar perdido de Groenlandia donde han aterrizado.
El escuadrón perdido
En la mañana del 15 de julio de 1942 un escuadrón de aviones militares de EU partió desde una base secreta en Groelandia para prácticas militares, común durante la Segunda Guerra Mundial. Tras iniciar el recorrido, el patrullaje de los seis aviones P-18 se encontró bajo una fuerte tormenta de
nieve, sólo para descubrir que la base aérea estaba en peores condiciones, tras varios intentos de regresar al aeropuerto, el escuadrón decide aterrizar sobre la frágil nieve cancelando toda la posibilidad de completar la misión. Los veinticinco hombres, perdidos en mitad de la nada, reúnen sus provisiones y se las ingenian para calentarse con los restos de un motor. Después de tres días incomunicados, a temperaturas bajo cero, llega un mensaje de morse desde la base confirmando su posición. Aún deben aguantar siete días más, hasta que un equipo de rescate aparece en el horizonte. Es un grupo de soldados aliados que han atravesado el hielo con trineos y perros hasta encontrarles. La mañana del 25 de julio de 1942, los componentes del escuadrón parten dejando los aviones en el mismo lugar perdido de Groenlandia donde han aterrizado.
En los años siguientes a la II Guerra Mundial, pocas personas se acordaron ocasionalmente del legendario ‘Escuadrón Perdido’ de 1942, y no fue hasta 1980 que alguien pensó en una misión de rescate. El comerciante de aviones estadounidense Patrick Epps le dijo a su amigo, el arquitecto Richard Taylor, que los aviones estarían como nuevos. “Todo lo que tenemos que hacer es quitar la nieve de las alas, abastecerlos de combustible, levantarlos y volarlos hacia el poniente. Así de fácil”. Pero no fue así de fácil. Costó muchos años, mucho dinero y varias expediciones fallidas hasta que tuvieron el primer indicio real. Los investigadores quedaron estupefactos al comprobar, tras introducir durante meses el tubo de sondeo, que los aviones se encontraban a 75 metros de profundidad. En apenas 50 años, se había formado sobre ellos una fabulosa capa de hielo. Taylor y Epps volvieron en 1990 con un aparato llamado “super-ardillla”, que bombeaba agua caliente al excavar. Encontraron los B-17 y algunos “Relámpagos” que habían quedado en simple chatarra. Finalmente, en 1992, después de muchas semanas, lograron recuperar uno de los cazas menos dañados y trasladarlo a EEUU, donde hoy, tras una concienzuda restauración, vuela con el nombre de “Glacier Girl” (la chica del glaciar). Por cierto, los aviones fueron encontrados bajo el hielo en la posición exacta en que aterrizaron, salvo que se habían desplazado (por la corriente glaciar) más de tres kilómetros desde su ubicación original.
nieve, sólo para descubrir que la base aérea estaba en peores condiciones, tras varios intentos de regresar al aeropuerto, el escuadrón decide aterrizar sobre la frágil nieve cancelando toda la posibilidad de completar la misión. Los veinticinco hombres, perdidos en mitad de la nada, reúnen sus provisiones y se las ingenian para calentarse con los restos de un motor. Después de tres días incomunicados, a temperaturas bajo cero, llega un mensaje de morse desde la base confirmando su posición. Aún deben aguantar siete días más, hasta que un equipo de rescate aparece en el horizonte. Es un grupo de soldados aliados que han atravesado el hielo con trineos y perros hasta encontrarles. La mañana del 25 de julio de 1942, los componentes del escuadrón parten dejando los aviones en el mismo lugar perdido de Groenlandia donde han aterrizado.