
Los machos construyen una choza muy elaborada, que no sólo es un nido, sino que también les sirve para seducir y atraer a la hembra,y así efectuar la cópula. La casa, construida sobre el terreno, tiene casi un metro de altura y está precedida por un caminito, que el macho adorna con flores, gusanos, conchitas, plumas y cristales dispuestos con sumo cuidado. Tienen gustos diferentes, a unos les gusta el hueso, otros las flores, objetos de plástico, colores determinados. Nada de danzas, plumas hermosas y cantos, este pájaro seduce a la hembra con una mansión. Algunos de ellos pintan de color rojo las paredes con una mezcla de tinte y saliva. Pero los machos, siempre en perpetua competencia con otros, suelen intentar robar la decoración y destruir el nido de amor de los rivales más distraídos.
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