Estudiante crea sistema contra sueño

Con una edad de 20 años, Cheng Tang ha desarrollado una técnica poco ortodoxa para mantenerse despierto, y que ha tenido exito, el cual consisten en atar mechones de su cabeza a un carrusel de ganchos para la ropa para que al quedar vencida por el poder del sueño,
cabeceando se jalará el cabello y quedará despierta para sus estudios. Tras haber intentado de todo, desde té hasta café, y llegar a las pastillas, llegó a la conclusión de éste novedoso sistema. “La preparación es muy aburrida, pero la práctica del pelo colgando hace que sea interesante y realmente me siento con mucha más energía mientras estudio”, dijo Chen Tang en el diario Daily Mail. Ciertamente la educación al estilo chino es considerado de los más estrictos de todo el mundo,Chen Tang ha encontrado una nueva forma de tirar toda la noche cuando se estudiaa pesar de ello los niveles de fracaso escolar son muy bajos y la tasa de alfabetización supera el 94 por ciento, según datos del Banco Mundial. Desde los 5 o 6 años, los niños entran al colegio con un solo objetivo: ser el o la mejor. Tienen que llegar algún día a buenas universidades, que les aseguren un buen trabajo, que les permita ganar mejor que varios millones de compatriotas. A fin de cuentas, van a salir a pelear un trabajo con casi la mitad del mundo, literalmente.

En las áreas urbanas, la competitividad a nivel escolar alcanza niveles inimaginables, y la presión que reciben los niños por parte de padres y profesores es enorme. De hecho, un tercio de los estudiantes chinos de nivel primario sufre de stress, según un estudio del University College London (2010) hecho sobre niños de 9 a 12 años. Las clases en los colegios chinos son de lunes a domingo, con pocas excepciones, aunque el fin de semana son un poco más cortas. Durante la semana, los estudiantes van al colegio de 8:00 a 20:00, y en los cursos superiores algunos salen a las 22.00. El resto del tiempo no lo consideran “libre”, ya que la gran mayoría de los jóvenes está en dos o más actividades extracurriculares -como clases de arte, deportes o idiomas-, y sus padres están dispuestos a pagar un alto precio por ellas. Al final de cuentas, no es difícil entender por qué hay tantos premios Nobel chinos. Mas allá que un tema de coeficiente intelectual alto, lo que se demuestra con el éxito son los resultados del trabajo duro, con más o menos sufrimiento de por medio.

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